miércoles, 6 de mayo de 2015

De la gente...

Según me gusta de arriba hacia abajo:

Delgadas lianas hasta los hombros,
fuertes para soportar cualquisier mano que las quiera dominar.
Seguidas del cantón militar primero, por donde pasan quinientos reclutas dando pequeños dedales
unos en forma de afecto y otros en forma de deseo. Aquel batallón se ilumina gracias a dos faros grandes, abiertos a todo público, pero que se reserva el derecho de admisión si de ver sus almas se tratan.
Una nariz que ha olido los mejores nardos, las más exquisitas rosas y las fragancias de hombres de una sola noche.
Dos o mejor un durazno grande, dispuesto a cualquier almíbar, a cualquier mármol, a usted.
La seda, el sutil vello de la superficie de mi alma.
En mi pecho dos pompos amorosos a la fría tormenta de tu corazón ingrato, es ahí, el lugar de tu residencia.
El mármol delirante por donde desfilan las gotas de sudor cuando de tu amor soy esclava, cuando en ti gozo.
El deseo quema la mitad de mi, ombligo.
Santuario, mi santuario desde que me conozco. Desde que me gozo.
Soy devota completa de dos labios y de un néctar ignoto .
La malaventurada vida me ha destinado con dos piernas largas para poder bordear: tu cuello, tu espalda y así gemir de furor.
Grata la sorpresa de saber que tal cual te gusto como me gustas.
Todo este uno con sesenta y ocho
esta adornado pluritariamente de lunas, lunares. Puedes subir a cada luna. Las puedes contar de 0 a mil o de uno a sesenta y ocho.

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